Un producto de alta calidad
En esta última entrega de la serie, Fer y Naty destacan tres consejos para que nuestra búsqueda sea efectiva.
Por nuestro tipo de trabajo, junto con Naty nos encontramos colaborando con empresas que venden tanto de forma física como digital diversos productos y servicios. Conversamos con diferentes dueños de empresas de varios países, y si hay algo que los nuclea a todos es esto: un producto malo no se vende.
Algunos jóvenes solteros me dicen: “No encuentro a nadie”. Yo les respondo: “¿Qué estás haciendo para merecer a alguien o para que alguien se fije en ti?”
Así como nadie va a comprar un producto de baja calidad, es muy probable que nadie se fije en una persona por la cual no se sienta atraída. Es simple.
Ahora, surge la pregunta: “¿Cómo hago para que alguien se fije en mí?”
Consejo número uno
Hay muchas respuestas, pero la principal tiene que ver con una cosa: el carácter.
Aquí Elena de White es clara cuando habla acerca de este tema, de hecho, hay dos libros muy interesantes sobre esto: Mente, carácter y personalidad, tomos 1 y 2. Recomiendo ampliamente la lectura de ambos. Fíjate lo que dice en una de sus citas (le está hablando a su hijo):
“Ud. no cree que para perfeccionar un carácter cristiano hay que considerar lo que se refiere a la fidelidad en las cosas pequeñas […]. Ud., mi querido hijo, debe adiestrarse para ser fiel en las cosas pequeñas. No puede agradar a Dios a menos que lo haga. No puede obtener amor y afecto a menos que haga las cosas como se le piden, con buena disposición y con placer”.
Ahora, te haría bien preguntarte: ¿Soy atento? ¿Es agradable entablar una conversación conmigo? ¿Soy graciosa? ¿Soy respetuoso con mi familia y las personas más cercanas? ¿Soy transparente en mis emociones? ¿Aplico la honestidad a todo lo que hago? Responderte estas preguntas te ayudará a darte cuenta de algunas cosas importantes. Si no puedes autorresponderte, puedes preguntarles a ellos, tu familia más cercana, y tener una respuesta sincera del lado de ellos.
Otra reflexión importante aquí es sobre ser fiel en lo poco. Lo mínimo. Jesús ya lo había dicho en la Biblia. ¿Esto tiene sentido? Claro que sí.
Fíjate: si no te preocupas ahora por tu estudio o por las pequeñas responsabilidades que tienes, ¿cómo podrás ocuparte de mantener un hogar? ¿Podrás darle un futuro digno a tu novia? ¿Estarás segura de brindarle lo mejor de ti a tu futuro esposo?
Por eso, atiende con responsabilidad y diligencia tus deberes como hijo, estudiante, miembro del coro, consejera del club o directora de algún departamento de la Iglesia. Estoy seguro de que cumplir con eficiencia estos deberes hará de ti un gran hombre y una gran mujer.
Consejo número dos
Aquí va otro consejo: Esfuérzate en ser inteligente. Leyendo, más que nada la palabra de Dios, siendo bueno en las cosas que te gustan. Orando y permaneciendo en compañía de Dios a cada paso.
Y ahora te preguntarás: “¿Qué tiene que ver la inteligencia?” Mira lo que dice nuestro amigo Salomón, quien de inteligencia sabía bastante: “Cuando la sabiduría entrare en tu corazón, y la ciencia fuere grata a tu alma, la discreción te guardará; te preservará la inteligencia, para librarte del mal camino, […] serás librado de la mujer [u hombre] extraña[o], de la ajena que halaga con sus palabras, la cual abandona al compañero de su juventud y se olvida del pacto de su Dios” (Prov. 2:10-12, 16-18).
Interesante, ¿o no? Creo que a nadie le gusta ser abandonado por alguien, y menos cuando hablamos de amor. Bueno, ser inteligente, entre otras cosas, te ayudará a elegir bien.
Además, un secreto: ser inteligente es atractivo; claro, sin irte al otro extremo, que sería portarte como un “sabelotodo”.
Consejo número tres
Es simple: construye buenos hábitos. ¿Cómo cuáles? El cuidado personal, la buena lectura, una autoestima saludable, el ejercicio, el trabajo, la puntualidad, la honestidad, el orden y la colaboración, entre otros.
Pero ¿cómo lo hago? Fácil. Otro sabio proverbio te lo explica: “La única seguridad para el alma consiste en pensar rectamente, pues del hombre se dice: ‘Cuales son sus pensamientos íntimos, tal es él’ (Prov. 23:7). […] Si queremos podemos apartarnos de todo lo vulgar e inferior y elevarnos hasta un nivel superior, donde seremos respetados por los hombres y amados por DIOS” (Elena de White, El ministerio de curación, p. 392)
Es decir, que todo lo que pienso luego se transforma en hábitos.
Claramente, si lo único que consumo es Netflix, novelas, libros de ciencia ficción, videojuegos y cosas que no edifican mis buenos hábitos, será muy difícil poder llegar a tener buenos pensamientos, lo cual me llevará a cosechar malos hábitos.
Fue un placer acompañarte durante este año. Preocúpate por el interior y exterior de tu “producto”, y estoy seguro de que Dios te bendecirá con una persona idónea para ti.
Este artículo fue publicado en la edición impresa de Conexión 2.0 del cuarto trimestre de 2020.
Escrito por Fernando Liernur, diseñador gráfico y especialista en Marketing Digital.
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