Just do it!
Just do it!
Seis claves para mejorar la validación emocional.
Al leer el título, sin dudas, creo que todos reconocemos que es el eslogan de la marca deportiva Nike. Traducido al español, sería algo así como “¡Solo hazlo!” Según la aplicación que le demos, esta frase puede ser positiva o negativa.
Por un lado, se fundamenta su creación en la publicidad lanzada en 1988, que apuntaba a que las personas no se detuvieran en el deporte y que se motivaran sin pensar tanto, usando la imagen y el ejemplo de un atleta de ochenta años llamado Walt Stack (¡quien corría 27 km todas las mañanas!). En el video se veía al hombre corriendo por el puente Golden Gate, y luego aparecía como cierre la famosa frase.
Pero, según reseñan medios internacionales, el encargado de aquella publicidad y de la frase para la marca fue Dan Wieden, jefe de la agencia Wiedden+Kennedy. Años más tarde, Wieden reveló que se inspiró en la frase dicha por un asesino antes de ser fusilado. Sus últimas palabras fueron: “Just do it!” Sorprendente, ¿no?
De la misma manera, podemos aprender a analizar el impacto de nuestras emociones sobre nuestras acciones, que tarde o temprano traen consecuencias que pueden ser positivas o negativas.
La inteligencia emocional nos permite aprender a analizarnos y a reconocer e identificar las emociones positivas y negativas que experimentamos en nuestra vida.
Pero la clave es validar nuestras emociones. ¿De qué se trata esto?
La validación emocional es la aceptación de la experiencia emocional propia y la del otro; y es un proceso de aprendizaje, entendimiento y expresión. Por el contrario, la invalidación emocional hace referencia al rechazo, la ignorancia o el juicio de la experiencia emocional personal o de la otra persona.
La capacidad de empatía y escucha mejora las relaciones personales, ya que la otra persona se siente comprendida y reconocida. Esto aumenta la confianza entre dos personas y favorece el aumento de la verbalización de lo que el otro piensa y siente.
La validación emocional también es una forma de comunicar al otro la aceptación; por ejemplo, a la hora de resolver conflictos. Esto no significa que estemos siempre de acuerdo con la opinión del otro ni que compartamos su forma de pensar, sino que aceptamos y damos por válido aquello que la otra persona siente desde su punto de vista.
En muchas ocasiones juzgamos o criticamos lo que otros piensan, pero no mostramos que estemos en desacuerdo. Esto no es validación emocional, ya que la aceptación ofrece una oportunidad a la expresión emocional y a la comunicación.
Interiorizar la habilidad de validar las emociones de manera correcta requiere práctica. Validar una emoción consiste en dar reflejo a su sentimiento y hacerlo explícito. Presta atención a estas claves para mejorar la validación emocional.
1- Toma de conciencia. Hay diferentes formas de estar presente, aunque nuestro estilo de vida a veces lo dificulte. Estar consciente y con atención plena es el primer paso para la validación emocional. La reflexión consciente es útil para aprender a estar presente en el momento, y emplear un nivel de conciencia real y práctico.
2- Reflexión objetiva. Escuchar prestando atención a las reacciones y las emociones de la otra persona, y reflexionar sobre ello, te permite comprender las situaciones desde diferentes puntos de vista. La reflexión objetiva se refiere a realizar un resumen objetivo de lo que la otra persona ha dicho. Es necesario tener conocimiento sobre Inteligencia Emocional, ya que puede ayudarte a entender y regular las emociones y a tolerar diferentes formas de sentir.
3- Entendimiento de las reacciones. No podemos leer la mente, pero podemos intentar averiguar qué ha llevado a una persona a actuar de esa manera. Es básico entender lo que el otro puede estar sintiendo o pensando, y en muchas ocasiones no nos detenemos a pensar en ello. Para entenderlo, podemos demostrar disposición a escuchar, y desarrollar la habilidad de observación.
4- Entendimiento de la situación. Comprender las emociones del otro implica que con pocos elementos se puede formular una hipótesis sobre su reacción emocional; para ello, es importante conocer su contexto. Esta hipótesis se debe comunicar al otro para que nos exprese si estamos en lo cierto.
5- Normalización de las emociones. Normalizar las reacciones emocionales ayuda a las personas a saber que la mayoría de la gente, en su situación, se sentiría igual. Todos tenemos un poco de todas las emociones; por ende, se van activando sobre la base del contexto y las experiencias que vamos experimentando.
6- Aceptación de las emociones de los demás. Aceptar la experiencia emocional del otro es importante en todas las relaciones interpersonales. Todas las emociones tienen un sentido, e independientemente de la emoción que la otra persona esté sintiendo, es su emoción y hay que respetarla.
Necesitamos practicar y aprender a validar nuestras emociones y aprender a conocernos: identificar nuestro temperamento, desarrollar nuestro potencial espiritual, reflexionar sobre lo que sentimos, evaluar cómo actuamos, y trabajar con nosotros mismos para buscar nuestra mejor versión. Así, podremos llevar nuestro aprendizaje vertical (con Dios) al horizontal (con nuestros prójimos), como influencers positivos, y desarrollar con paciencia, perseverancia, constancia y dedicación la inteligencia emocional.
Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del cuarto trimestre de 2022.
Escrito por Melissa Rojas Romero, Lic. en Psicopedagogía y especialista en Trastornos del Neurodesarrollo. Escribe desde Asunción, Paraguay. @lic.melurojas