Los peligros del cutting
Qué hacer cuando todo explota?
“Volví a lastimarme”.
“Me corté”.
“Lo hago sin darme cuenta”.
“No me duele”.
“Es mejor esto que estar llorando”.
En el artículo anterior hablamos acerca de cuando las emociones nos sobrepasan, cuando nos cuesta manejarlas, cuando las situaciones que vivimos nos llevan a explotar, de distintas maneras.
Existen muchos mecanismos de escape, algunos beneficiosos, como el ejercicio; y otros no tanto, como las fotos que muestran más de lo que deben mostrar, las publicaciones donde sacamos a la luz todo lo que nos pasa, las redes sociales, o estar hasta alta horas “navegando” en Internet.
Una de las formas de explotar, de mostrar que no podemos más, es causándonos dolor. Ese dolor puede ser en el nivel emocional: miramos alguna película o serie, o escuchamos una canción que nos haga sentir tristes, que nos lleve a llorar, a pensar en aquello que estamos viviendo, y con la excusa perfecta del argumento de la serie, película o canción, lloramos.
En otras ocasiones, “calmamos” el dolor a través de la comida, algo rico, algo dulce o salado; depende de nuestros gustos. Buscamos comer para saciar esa ansiedad que sentimos por no poder manejar lo que está pasando en nuestra vida. Simplemente, queremos disfrutar de un momento. Comemos y comemos.
También, el dormir es una manera de acallar los pensamientos. Cuando dormimos, no pensamos; nuestra mente está en paz; ya nada cruza por nuestra cabeza. Podemos descansar. El problema pueden ser las horas que dedicamos a dormir.
Una de las maneras de “olvidar” lo que está sucediendo es la autolesión concreta. En el año 2018, un artículo de María Ayuso afirmaba “Si bien no hay cifras oficiales sobre la cantidad de casos, los especialistas –psiquiatras, psicólogos y expertos en trastornos de la alimentación– advierten que en los últimos años aumentó considerablemente el número de quienes recurren al cutting, una conducta riesgosa y compulsiva que busca liberar emociones intensas o disminuir el estrés mediante autolesiones cortantes. Cuando la angustia y el dolor psíquico son tan fuertes, el dolor físico, más concreto e intencionalmente provocado, es usado como distractor” (diario La Nación, 23 de abril de 2018).
A veces, el dolor físico es un distractor. La autolesión no busca quitar la vida, la finalidad no es el suicidio sino “olvidarse” por un momento del dolor emocional que se está sintiendo. Así como comer, dormir, llorar, el cutting busca aliviar lo que estamos pasando. Pero es mucho más peligroso que los demás.
Muchos recurren a las autolesiones como una novedad, por curiosidad, para saber qué se siente; otros lo hacen porque quieren sentir alivio. Sea como fuere, llega un momento en que quedan atrapados, quedan sometidos en sus redes. Aquello que comenzó como un juego, como una distracción, se transforma en una necesidad, incluso compulsiva. Y, sin darse cuenta, puede llevar a un suicidio no intencionado.
Tal vez, en el momento te genere alivio, quizá te sirva para sentirte libre de aquellas emociones que están oprimiendo tu mente, pero no es la solución, nunca lo será. Solamente estás evitando momentáneamente lo inevitable: enfrentar la realidad. Cortarte, lastimarte, autolesionarte, maltratar tu cuerpo, buscar maneras de sentir dolor físico, no será jamás la solución para no explotar. Simplemente, estás sumando algo más de dolor a tu vida.
La solución siempre será Dios. Siempre. Y él nos enseña algunas pautas más para salir adelante:
- Habla de lo que te pasa. No te guardes tus emociones ni las encierres.
- Sé paciente contigo mismo y sé comprensivo con tus errores. No eres perfecto.
- Anímate a expresar tus opiniones, a decir lo que piensas y a ser tú mismo.
- Busca ayuda si hay algo no estás pudiendo manejar y si hay algo que te causa dolor. Si por algún motivo la situación te está desbordando, acude en busca de apoyo.
Este artículo es una adaptación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del segundo trimestre de 2022.
Escrito por Jimena Valenzuela, Magíster en Resolución de Conflictos y capellana en el Instituto Adventista de Avellaneda, Bs. As., Argentina.
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