Vuelo 2021

Oct 1, 2021 | Editorial | 0 Comentarios

“No puedes tener un mejor mañana si estás pensando todo el tiempo en el ayer” (Charles Kettering).

Casi sin darnos cuenta aterrizamos en los últimos tres meses del año. ¿Qué tal estuvo el viaje? ¿Hubo turbulencias, no? ¿Las tormentas hicieron más lento tu camino, no es cierto? ¿Costó arrancar, no es así? ¿El cielo no estaba tan despejado, verdad?
“¡Ah! ¡Espera!”, me dirás. “¿Estamos hablando de volar? ¡Yo ni siquiera despegué! Realmente ha sido un año muy malo”. Puede ser. Todo puede ser este 2021 tan atípico que casi pareció ser un reflejo triste de 2020. Viajes cancelados, planes frustrados, encierros prolongados, iglesias cerradas, clases virtuales y… lo que tal vez fue más complicado: la distancia física con los amigos porque no hubo reuniones sociales y la separación física de seres queridos que pasaron al descanso por causa del virus.

Un jueves de noche de hace más de dos mil años, Jesús estaba por despegar hacia el cielo. En realidad, era un vuelo complicado: tenía una escala en el terrible aeropuerto del Getsemaní y de allí un viaje directo a la mismísima pista del Calvario: la más densa, la más oscura, la más tenebrosa… Este extraño vuelo implicaría que, luego de hundirse en las profundidades de un sepulcro, él resucitaría para ascender a las alturas y volver a estar con su Padre.

Pero antes, tenía cosas que hacer. Lejos de preocuparse por sí mismo, Jesús (lo hizo ayer, lo hace hoy) pensó en sus amigos. Ellos también tendrían que emprender un viaje. Habían volado horas y horas con él. Ya era tiempo de que aprendieran a surcar las nubes solos, sin su compañía física.

Por eso, Jesús invitó a cenar a sus discípulos y les habló. Mucho. La Biblia registra estos mensajes en cuatro capítulos maravillosos. Se trata de Juan 14 al 17. Se trata de las certeras palabras de un Amigo que se va, pero que deja al Espíritu Santo con sus amados. Se trata de las exactas palabras de un Salvador que se va, pero a preparar mansiones celestiales para regresar a buscar a los suyos. Se trata de las esperanzadoras palabras de un Rey que se va, pero que quiere tener una relación cercana, creciente y constante con nosotros, como el pámpano y la vid.

Sí, Juan 14 al 17 rebalsa de buenas noticias, alentadores consejos, vigorizantes promesas y gloriosas perspectivas. Hoy estos capítulos están disponibles para ti. Por medio de ellos, Dios quiere darte un nuevo pasaje a las alturas.

Es más, en este momento, está llamándote por tu nombre por los altoparlantes del aeropuerto.

Este artículo ha sido publicada en la edición impresa de Conexión 2.0 del cuarto trimestre de 2021.

Escrito por Pablo Ale, pastor, periodista y director de Conexión 2.0.

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