El delicado arte de saber comunicar
Conoce más sobre cómo resolver conflictos interpersonales.
“¿Por qué no me entiendes?”
“¿Acaso estoy hablando en otro idioma?”
“¿Qué parte de lo que digo no estás comprendiendo?”
¡Qué difícil, a veces, resulta comunicarnos! Y, en esos momentos, cuando queremos trasmitir algo y la otra parte no nos entiende, nuestras emociones toman el control y, a veces, hacemos que la conversación resulte desastrosa.
Pero, vamos a complicarla un poco más: ¿Qué sucede cuando el diálogo se trata acerca de puntos de vista distintos? ¿O si estás defendiendo tu postura sobre un tema? ¿O quizá, simplemente, no estás de acuerdo con aquello que están expresando?
Ahora bien, si queremos enredar las cosas de forma total, debemos agregar las redes sociales. Estas herramientas tan útiles a la hora de comunicarnos (y tan necesarias a veces) pueden generar más disputas que acuerdos.
Lo cierto es que la comunicación puede verse afectada por distintos tipos de “ruidos”. Por ejemplo, estar en diferentes habitaciones, sonidos de fondo, mala señal en el caso de que hablemos por teléfono, significados distintos que asignamos a la misma palabra, etc. Todo esto, sumado a nuestro propio estado de ánimo del momento y a nuestro lenguaje no verbal, crea el ambiente perfecto para un conflicto. La mayoría de los conflictos comienzan con un desacuerdo generado a partir de un malentendido.
Bien, ahora tenemos todos los componentes del caos comunicacional. ¿Qué hacer?
A continuación, te doy unos consejos para no morir en el intento de comunicarte efectivamente con los demás:
Trata de dejar de lado el celular o cualquier elemento que pueda distraerte. ¿Sabías que en algunos lugares ponen una bandeja para dejar los celulares durante la cena? De esa manera, se previenen de cualquier distracción. Detalle: el que levanta primero el celular paga la cuenta o lava los platos.
Si no estás entendiendo lo que te dicen, pregunta. Existen términos y palabras que tienen varios significados. Entonces, es mejor preguntar que comprender mal.
Mira a las personas a los ojos. Cuando hables, lo mejor es mirar a la cara; no al piso, al costado o a cualquier otro lugar. Si miras al rostro, vas a demostrar que realmente te interesa hablar con esa persona.
Es importante que digas lo que piensas o si no estás de acuerdo con lo que se está expresando, pero debes decirlo de forma amable, sin alterarte, sin hacer “drama”. No es una guerra, es un diálogo.
Por último, aunque no menos importante, si ves que la conversación no está avanzando porque están entrando en una pelea, mejor es pedir un “tiempo fuera”. Hagan una pausa, tomen agua, hagan otra cosa solos y, luego, cuando ambos estén más tranquilos, retomen el diálogo.
No te olvides de que la base de toda buena relación es una buena comunicación.
Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del segundo trimestre de 2019. Escrito por
Jimena M. S. Valenzuela, Magíster en Resolución de Conflictos.
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