Pureza que refresca y sana

Pureza que refresca y sana

Pureza que refresca y sana

Seguimos con el segundo de los consejos que Dios nos dio para vivir mejor. Llegó la hora de hablar de un líquido vital para el organismo e indispensable para la vida.

No se trata de una helada gaseosa negra que rebalsa de hielo. No se trata de una fría cerveza que erróneamente pensamos que puede calmar nuestra sed y hacernos bien. Ni se trata de alguna bebida rara, edulcorada, artificial y calórica. No. Muchas de las mejoras sustanciales que puedes hacer en tu vida dependen de un líquido maravilloso, vital y sumamente saludable: el agua.

¿Alguna vez pasaste sed al punto tal que sentiste que te desmayarías? ¿Alguna vez has terminado de camina o realiza una actividad física para correr hacia la heladera y extraer de ella este refrescante líquido?

El agua es vital para nosotros y representa cerca del 70% de la composición de nuestro cuerpo. El agua es esencial para transportar alimentos, oxígeno y sales minerales; y además de estar presente en aquello que se elimina (como el sudor y las lágrimas), también se encuentra en el plasma sanguíneo, en las articulaciones, en los sistemas respiratorio, digestivo y nervioso, en la orina y en la piel. Por eso, la recomendación común es la ingesta de, como mínimo, de 1,5 a 2 litros de agua por día.

De acuerdo con el Internacional Life Sciences Institute (ILSI), una organización científica, reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un organismo consultivo especializado no gubernamental, el agua desempeña numerosas funciones corporales vitales y ocupa el segundo lugar, después del oxígeno, como elemento esencial para la vida.

Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del tercer trimestre de 2019.

Dime cómo eres y te diré qué estudiar

Dime cómo eres y te diré qué estudiar

Dime cómo eres y te diré qué estudiar

¿Estás por culminar la escuela secundaria y te encuentras frente a un abanico de opciones para elegir una carrera profesional? Entonces, te invito a tener un día especial para ti. Puedes empezar por ir a un lugar favorito y tranquilo para reflexionar sobre ti mismo e identificar tus puntos fuertes y débiles, qué es lo que te gusta o no, cuáles son tus motivaciones y dónde crees que podrías desarrollar mejor tus capacidades.

Para ayudarte en este descubrimiento te dejo algunas sugerencias de preguntas, distribuidas en cuatro áreas:

  • Aptitudes: ¿Qué eres capaz de hacer? ¿En qué destacas? ¿En qué asignaturas tienes mejores calificaciones? ¿Qué sabes hacer?
  • Valores: ¿Qué es importante para ti en la vida? ¿Cuáles son tus prioridades? ¿Ayudar a los demás, crear, ser líder, cooperar por un mundo mejor, ganar más dinero?
  • Personalidad: ¿Cómo es tu comportamiento? ¿Qué es lo que te hace diferente de los demás? ¿Cómo eres: una persona tímida, extrovertida, reflexiva, ordenada, exigente?
  • Intereses profesionales: ¿Qué es lo que más te apasiona? ¿Qué es lo que más te gusta hacer en tu tiempo libre? ¿Cuáles son tus preferencias?

Con mucha oración, espero que esta decisión se convierta en un paso importante en tu vida. Para eso, bien puedes seguir el consejo de Elena de White escrito en el libro La educación. Allí dice que el desarrollo armonioso de las facultades físicas, mentales y espirituales prepara al estudiante para el gozo de servir en este mundo, y para un gozo superior proporcionado por un servicio más amplio en el mundo venidero.

Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del tercer trimestre de 2019.

Escrito por Junelly Paz Guerrero, Lic. en Psicología, Universidad Peruana Unión.

Volar alto

Volar alto

Volar alto

La experiencia de viajar es fascinante, ya sea en auto, en ómnibus, en tren, en barco, en bicicleta, moto y… ¡ni hablar en avión!

Ver todo desde arriba, con una vista panorámica, agrandando nuestra visión, observando todo en un contexto que nos ayuda a entender mejor la realidad.

Por eso, sería bueno recordar estas “sensaciones de vuelo” a la hora de tomar decisiones, de evaluar situaciones, de pensar una solución o de analizar un problema.

Me di cuenta de que en los momentos de preocupación y angustia debemos volar alto al pensar o tomar decisiones, con toda la amplitud y la altura racional y emocional que inciden en el pensamiento y en las acciones.

Dios nos ha dado capacidades que debemos desarrollar. Escribió Elena de White: “Cada ser humano, creado a la imagen de Dios, está dotado de una facultad […], la facultad de pensar y hacer. Los hombres en quienes se desarrolla esta facultad son los que llevan responsabilidades, los que dirigen empresas, los que influyen sobre el carácter”.

Volar alto implica ver el problema desde otras opciones mentales, con otra profundidad.

Volar alto me lleva a abandonar mis egos y esquemas mentales, y a explorar otros horizontes posibles.

Volar alto es pensar, es proyectar, es hacer lo mejor de mí en favor del otro, es ser generoso y dar el conocimiento y la riqueza interior que tengo.

Todo ser humano debe darse el lujo de volar alto. De esa forma, su vida tendrá la altura y la dimensión que heredó de Dios.

Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del tercer trimestre de 2019.

Escrito por Eduardo Silva, profesor universitario de Historia, Libertador San Martín, Entre Ríos, Argentina.

Pekín

Pekín

Pekín

Como no teníamos guía, decidimos movilizarnos con el Metro para ir a los diferentes lugares de interés en la ciudad de Beijing (Pekín), ya que cuenta con carteles indicadores en putonghua (lengua oficial) y en inglés.

La boca de salida de la estación Tiananmen East está sobre la plaza homónima, la más grande del mundo. Frente a ella se encuentra la Ciudad Prohibida, cuya construcción fue iniciada en 1406. Está totalmente rodeada por un alto muro de mampostería y abarca una superficie de 74 hectáreas. En la parte a la que el visitante tiene acceso, al igual que un cuartel, hay un patio principal con cabida para 100.000 personas y está separado del resto por un pabellón de 28 metros de altura. Luego pudimos ver una gran cantidad de edificios individuales y, al final, separado por una pared, un pequeño jardín arbolado.

Cerca de la parada Beigongmen, está el Palacio de Verano dentro de un inmenso parque, que incluye el lago Kuming y la colina de la longevidad, llena de templos, pabellones y pagodas, todo rodeado por un muro.

Al salir en Tiantandongmen, nos encontramos con el parque amurallado dedicado al Templo del Cielo, el cual se destaca sobre el resto por su hermosa techumbre redonda con forma de tres coronas. Allí el Emperador intercedía ante los espíritus, que según sus creencias moran en lo alto, para que el pueblo tuviese una buena cosecha.

Para llegar al zoológico y ver las obras del Creador nos bajamos en Beijing Zoo. Entre las muchas especies se podían observar las elegantes jirafas, los fornidos yaks y, sobresaliendo entre todos, estaban los osos panda, que nos hacían reír con sus graciosas volteretas.

Al regresar a mi hogar y reflexionar sobre este viaje, recordé las palabras de Pablo, quien se propuso presentar a Cristo y a Cristo crucificado. Y Cristo, luego de resucitar, intercede por nosotros ante el Padre y nos envía al Espíritu Santo, quien nos lleva a toda verdad y da paz a los corazones angustiados. El Creador es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxi-lio en las tribulaciones.

Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del tercer trimestre de 2019.

Escrito por Analía Giannini, docente de Ciencias Naturales, nutricionista, escritora y viajera incansable.

Adivina, adivinador

Adivina, adivinador

Adivina, adivinador

Alerta: el suponer algo puede causarte conflictos falsos, erróneos o latentes.

…“ME PARECE…” , “NO TENGO POR QUÉ CONTARLE TODO, SE TIENE QUE DAR CUENTA”, “TENÍA LA ESPERANZA…”, “YO ESPERABA…”, “YO LO PUSE EN MI ESTADO DE WHATSAPP”, “QUE LEA MI ESTADO DE INSTAGRAM”…

¿Te resultan conocidas esas frases? Todas tienen algo en común: expectativas sobre el accionar de la otra persona. La esperanza de que el otro actúe, se mueva, piense o diga las cosas tal como nosotros las imaginamos; más aún, que sepa lo que nosotros pensamos o estamos atravesando. Después de todo, lo publicamos en nuestras redes y ¿cómo no va a saberlo?

¿Sabías que existen distintos tipos de conflictos? Para entenderos vamos a analizar la siguiente situación: “Pasas cerca de una casa y escuchas fuertes peleas, te das cuenta de que se trata de un matrimonio que discute por el uso del baño: tanto el esposo como la esposa quieren usar el baño en el mismo momento”.

  • Ambos quieren usar el baño en el mismo momento. Se dan cuenta de que hay una situación real: esto es lo que se llama conflicto auténtico.
  • Supongamos que el esposo piensa que la esposa quiere usar el baño porque él lo está por usar. En ese caso, se trata de un conflicto erróneo, porque una de las partes no estaría siendo objetiva.
  • Compliquemos más la situación. La esposa no ha llegado a la casa y, en el camino, va pensando: “Seguro que al llegar mi esposo querrá ir al baño; tuvo todo este tiempo, pero lo querrá usar solo porque yo estoy exhausta y lo necesito”. Esto se llama conflicto latente, nada ha sucedido aún, pero una de las partes ya se ofusca y genera un sentimiento negativo que provocará el conflicto.
  • Y, por último, un detalle importante: la casa tiene dos baños; sin embargo, la pareja igual está discutiendo. ¿Por qué? Porque ambos quieren usar uno de los baños y no el otro. Esto se llama pseudo-conflicto, es decir, conflicto falso. No existen razones para el conflicto, pero las inventan.

Aunque el ejemplo puede parecer divertido, y hasta extremo, lo cierto es que esto ocurre a diario. Me atrevo a decir que la mayoría de nuestros conflictos no son reales, no son auténticos.

La gran pregunta que surge es: ¿Cómo evitar conflictos erróneos, latentes o falsos? No hay recetas mágicas, pero para esas situaciones que te generan sentimientos negativos, donde sabes que estás ante un posible conflicto, te dejo esta serie de sugerencias para decidir si “la batalla” vale la pena.

En primer lugar, ora. Siempre orar es el primer paso. Pide que el Señor te dé calma, claridad de mente. Y luego, responde estas simples preguntas:

  • La persona con la cual me estoy “enojando” ¿es realmente “responsable” de la situación?
  • El motivo ¿es real?
  • ¿Estoy reaccionando de acuerdo con la situación? (Es decir, no estoy exagerando).
  • ¿Esperaba que la otra persona actuara como yo lo había imaginado? ¿Quería que supiera lo que estaba pensando?

Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del … trimestre de 2019.

Escrito por Jimena M. S. Valenzuela, magíster en resolución de conflictos.