Las imaginaciones de tu corazón
Las imaginaciones de tu corazón
Siete consejos para no sufrir (innecesariamente) con anticipación.
En ocasiones uno se “hace la película”. ¿Sufriste por algo antes que suceda? ¿Te pasó alguna vez? ¡A mí sí! Uno imagina todo lo que podría pasar, lo que la otra persona podría llegar a decirnos o cómo reaccionaría frente a algo que decimos o hacemos.
Otras veces, uno se adelanta a los hechos, a algo que podría llegar a ocurrir. Puede ser un examen, una charla, una reunión; incluso algo más pequeño, como el sabor de una comida desconocida, que haga que nos adelantemos a los sentimientos, a las emociones que tendremos frente a esas situaciones.
Finalmente, nada de eso sucede, pero ya nos ha hecho sufrir. Así, no disfrutamos del presente, por causa de nuestras grandes preocupaciones; ni del futuro, porque cuando ese momento llega (si es que llega) lo vivimos con las sombras de aquello que pasó por nuestra mente.
El arte de no ser felices
Todo eso que experimentamos puede traernos situaciones conflictivas con otros y con nosotros mismos.
Afecta todas las áreas de la vida: autoestima, amistades, familia, noviazgo, matrimonio, metas personales, colegio y trabajo. No somos felices cuando vamos sufriendo por algo que no es real; no podemos relacionarnos en paz con otros cuando tenemos una preconcepción de lo que puede llegar a suceder. ¡Cuán necesario es quitar de nosotros esas imaginaciones del corazón!
Nuestro cerebro es maravilloso. Todo pasa por él: cada emoción, cada sentimiento, cada pensamiento que experimentamos. Nuestra mente puede ser una gran aliada… o no. Te invito a que pienses en cada uno de los siguientes ejemplos:
• Lutero decía: “No puedo impedir que los pájaros revoloteen sobre mi cabeza, pero sí puedo impedir que hagan nido”.
• Jeremías 9:14 (RVR60) cuenta que el pueblo de Israel fue tras las “imaginaciones de su corazón”. Eran solo imaginaciones, pero detrás de eso fueron.
• Salomón nos dice en Eclesiastés: “vanidad de vanidades, todo es vanidad”. Esa palabra puede traducirse como “vapor humeante”. ¿Alguna vez intentaste agarrar el vapor? Es imposible; se desvanece, no puedes sostenerlo.
Pajaritos que revolotean
Así son las imaginaciones de nuestro corazón, de nuestro cerebro. Son “vapor humeante” y “pajaritos que revolotean”. No puedes controlar lo que viene a tu cabeza, pero puedes manejarlo. Puedes decidir qué hacer frente a esos pensamientos. Puedes decidir no sufrir por algo que aún no ha sucedido.
Sí, puedes decidir no sufrir.
Sí, puedes manejar tus pensamientos y tus emociones.
¿Cómo? Primero, sé paciente contigo mismo. No es algo de una vez; es un proceso, es práctica.
Por eso, te dejo algunos consejos para ayudarte a llegar a la meta:
• Plantea metas reales: Cvalúa tus tiempos, límites, dones y responsabilidades actuales.
• No te castigues: Si no llegas con algo, sé comprensivo contigo mismo. Eres humano.
• No te compares: Cada persona es diferente, cada uno tiene su propia vida y su propia manera de enfrentar lo que sucede.
• Piensa en ti: Conócete, no seas una copia.
• Innova: Intenta buscar alternativas. No te tropieces con la misma piedra dos veces.
• No juzgues: Aprende a escuchar. A veces las cosas no son como crees.
• No seas perfeccionista: Siempre habrá algo para “arreglar”. De a poco puedes ir avanzando y mejorando.
Sufrir con anticipación es algo muy común. Sucede más de lo que pensamos. Lucha contra ello e intenta que no arruine tus relaciones ni tu autoestima. Y si ya lo experimentaste, recuerda: todo puede ser “reseteado”. Incluso nuestra manera de pensar.
Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del segundo trimestre de 2021.
Escrito por Jimena Valenzuela, magíster en Resolución de conflictos y capellana en el Instituto Adventista de Morón, Bs. As., Argentina.