Tocar el violín

Tocar el violín

Tocar el violín

Tengo trece años, y toco el violín desde los cuatro. Al principio no le presté nada de atención a este instrumento. No sentía que debía esforzarme para tocarlo. Por eso, en los primeros años no disfruté mucho de las clases ni de mis profesores. Es algo que te puede suceder.

Mi profesora me invitó a ir al Ensamble (banda de mi iglesia), donde fui siempre la más pequeña, y empecé a pasarla muy bien en los ensayos y en las presentaciones. Ahora estaba entendiendo que estudiar y practicar valía la pena.

Mientras más ensayaba y practicaba, todo me parecía más fácil. Allí, en la banda, aprendí muchas cosas: ¡Incluso aprendí sola a tocar en un cuarteto! Luego, debido a algunas bajas, terminé tocando como primer violín.

Hace dos años empecé a estudiar con un nuevo profesor; comencé a interesarme más en la música en general y a disfrutarla.

En el último año, me he animado a tocar partes especiales en otras iglesias adventistas y hoy me encanta alabar a Dios con mi violín.

¿Te gustaría tocar un instrumento? ¿Te gustaría tocar el violín? Bueno, si quieres empezar o retomar, te aconsejo que lo hagas con esfuerzo y muchas ganas. Aunque, claro, a veces hay que madurar personalmente para hacerle más caso a lo que dicen los profesores o aplicarse durante más tiempo, más allá de que algún día te falten las ganas.

En mi experiencia, te aseguro que vale la pena.

Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del tercer trimestre de 2020.

Escrito por Coni Altamirano, integrante del Ensamble (banda de la Iglesia Adventista de Florida, Bs. As.)

Hacer un programa de radio

Hacer un programa de radio

Hacer un programa de radio

Es lindo poder compartir con la gente información útil. Por medio de la radio o de un podcast, lo puedes hacer. Sobre la base de mi experiencia, les puedo dejar estos consejos:

Piensa a qué público quieres llegar, para poder elegir el tema y el estilo que le darás al programa (interactivo, dinámico, serio, con espontaneidad, con humor, etc.).

Busca un tema que sea interesante para el público que elegiste y que le llame la atención. Además, es bueno consultar la opinión de algunas personas que podrían ser parte del público, para conocer qué les interesa realmente.

Busca información acerca del tema (artículos, opiniones e investigaciones).

Determina la duración del programa y de la parte de los participantes.

Ordena la información que conseguiste y arma un bosquejo del contenido por lo menos en tres partes: introducción, desarrollo y conclusión.

Trata que cada parte del programa tenga un elemento curioso que capte la atención. Puede ser una pregunta para que el público interactúe, un dato histórico, una experiencia propia, etc.

Con la ayuda de tu bosquejo, arma el guion del programa con el contenido de cada parte. El guion tiene que ser lo más claro y ordenado posible para asegurarse de que el programa salga bien.

Haz ejercicios de vocalización y respiración (puedes buscar varios en YouTube). No hables ni muy lento ni muy rápido, sino a una velocidad que sea acorde al tema y al público.

Asegúrate de que todo esté listo para grabar o salir al aire. Haz una oración y… ¡adelante con el programa!

Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del … trimestre de 2019.

Escrito por Judith Gajardo, productora de Nuevo Tiempo Argentina.

Cómo hacer rendir mejor el dinero

Cómo hacer rendir mejor el dinero

Cómo hacer rendir mejor el dinero

“¡No me alcanza la plata!” ¿Has dicho alguna vez eso? ¡Seguramente! Nos pasa a todos. Nuestro efectivo no está hecho de goma, pero a todos nos gustaría estirarlo, aunque sea para cubrir los gastos del mes. Para ayudarte a mejorar tu vida financiera, hablamos con dos personas que entienden del tema y te dejamos algunos consejos al respecto.

Invierte en tu preparación. Antes de pensar en el dinero, piensa en cómo lo ganarás, es decir, cómo será tu preparación para obtenerlo. Si ya has definido qué estudiar o en qué te gustaría trabajar, ¡genial! Si no, es bueno que empieces a pensar en eso. Una vez que sabes, especialízate y aprende todo lo que puedas. Estudia más y más. Recuerda que cuanta más inversión en conocimientos obtengas más posibilidades de ganar dinero tendrás.

Planifica y controla. Ten en claro tu panorama económico. Haz un presupuesto en donde ser reflejen tus entradas y tus gastos. Calcula todo, evalúa lo que realmente necesitas y estipula cuánto puedes gastar.

No gastes lo que no tienes. Ten cuidado con tus deudas, tus tarjetas de crédito y tus préstamos. Siempre que te sea posible, compra algo si es que tienes el dinero. Evita intereses.

Ahorra. Alguien dijo una vez que el ahorro es la base de la fortuna. Puedes, si estás bien asesorado y es algo seguro, hacer alguna pequeña inversión con tu dinero. Si no, puedes ahorrarlo analizando en qué banco y en qué cuenta puede tu dinero generar algún interés. Recuerda que quien ahorra siempre tiene.

Ten a Dios como socio. El dinero no es malo en sí. La raíz de todo mal es el amor desmedido o egoísta hacia el dinero (1 Tim. 6:10). El dinero se vuelve algo malo cuando olvidamos que es Dios quien nos lo da, que él es el dueño de todo (Sal. 24:1) y que de él son todas las riquezas (Deut. 8:18). La mejor manera de reconocer esto es devolviendo regularmente el diez por ciento de los ingresos (diezmos) en la iglesia (Mal 3:8-11).

Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del primer trimestre de 2020.

Escrito por Antonio Tostes (presentador del programa “Saldo extra”, en la TV Nuevo Tiempo), y Laudecir Mazzo, director financiero de la Iglesia Adventista en la región de Paraná, Brasil.

Armar cubos Rubik

Armar cubos Rubik

Armar cubos Rubik

El cubo Rubik es mucho más que un simple pasatiempo. Este rompecabezas tridimensional inventado por el escultor y profesor de arquitectura húngaro Ernő Rubik, en 1974, despierta seguidores en todo el mundo.

Originalmente fue comercializado por la compañía Ideal Toy Corp, con el nombre de “Cubo mágico”. Y ganó el premio alemán al “mejor juego del año”. Hasta enero de 2009 se han vendido 350 millones de cubos en todo el mundo, haciéndolo el juego de rompecabezas más vendido del mundo.

El cubo original se compone de tres capas (y se lo llama popularmente “3×3”), pero se han creado varios cubos con más capas y de diferentes tamaños y formas. Hoy en día, parece imposible contar cuántos son.

Pero, armar este cubo no tiene nada de “magia”. Se trata de aprendizaje, razonamiento, sentido común y práctica.

Jonatán asiste a la Iglesia Adventista de Rosario Oeste, es un apasionado del Club de Conquistadores y le encantan los cubos. Esto nos cuenta:

“Si alguien tiene ganas de aprender, no se necesita mucho, solamente un cubo y un tutorial de YouTube. Les recomiendo que empiecen por el método llamado ‘Método principiante’, que es muy fácil de memorizar. Si quieren mejorar los tiempos de armado, pueden aprender otros, como el método F2l junto con Friedrich.

“Pero, más allá de todo esto, lo más importante para aprender a armar este hermoso cubo es… paciencia, mucha paciencia. Sí, toda la paciencia que consigan, porque hay momentos bastante frustrantes. Además de la paciencia, hay que sumarle la práctica. Prueba con esto, y verás que pronto armarás el cubo. Recuerda que el que persevera lo logra”.

Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del cuarto trimestre de 2019.

Escrito por Jonatán Cancelado, Rosario, Argentina

Levantar pesas

Levantar pesas

Levantar pesas

Yo era un niño muy delgado y tenía el deseo de ser fuerte. Desde los catorce años comencé el entrenamiento en casa, con pesas de cemento, y luego comencé a participar de campeonatos regionales de halterofilismo. Luego, pasé a los estatales, a los nacionales y, finalmente, llegué a los mundiales.

Con entrenamiento y disciplina pude conquistar tres veces el título de Campeón Mundial de Levantamiento Supino de peso en la categoría de más de 125 kilos (en 2007, 2009 y 2016). En 2013 fui subcampeón mundial. Así, logré mi récord personal: levantar 302 kilos. Desde luego, esto no fue nada fácil. Te lo garantizo. Hay que tomarse en serio la actividad y entrenar mucho.

No obstante, hay algo que debes saber. Es un aspecto que no es posible dejar de lado (como sucede en la mayoría de los deportes): las lesiones. En más de 35 años de carrera, sufrí contusiones y enfrenté problemas como la diabetes, que me dejó fuera de las competencias por cinco años.

Para poder levantar una gran cantidad de peso, necesito ingerir muchos carbohidratos, de donde viene la energía. El carbohidrato se transforma en glucosa. Por eso mi entrenamiento es muy complicado, y tengo que cuidarme siempre. No existe actividad deportiva de nivel que no implique el cuidado de la salud. Más allá de lo que hagas, cuida tu salud. Siempre.

Gracias a Dios, en 2014, un alumno del gimnasio decidió ser adventista y me invitó a ir a la iglesia. Yo ya conocía la Iglesia Adventista. Cuando tenía cuatro años, en 1972, empecé a ir porque un tío me llevaba. Toda mi familia asistía. Luego, por muchos años, dejamos la iglesia. Si bien yo estudié en una escuela adventista, mi estilo de vida no era para nada acorde a lo que dice la Biblia.

Por eso, cuando me invitaron, acepté sin dudar. ¿Sabes por qué? Porque más allá de mis entrenamientos hubo otro factor que me permitió triunfar en el deporte: la oración. Yo no iba a la iglesia, pero oraba. En mis victorias y en mis competencias, yo siempre oré. Oraba antes de presentarme, cada vez. Oraba por mí y por mis competidores. Y siempre digo: mi mayor fuerza no está en mis músculos, está en mi fe.

Después de tomar los estudios bíblicos, me bauticé el 3 de diciembre de 2016 en la Iglesia Adventista de Guaiapós, en Maringá, Brasil. Ahora tengo la oportunidad de recomenzar. Hasta ahora yo ejercité el aspecto físico, los músculos, y ahora debo ejercitar mi fe.

Este artículo es parte de la versión impresa de Conexión 2.0 del tercer trimestre de 2019.

Escrito por Enio Amaral, Maringá, Brasil.

Testificar a Jesús

Testificar a Jesús

Testificar a Jesús

Hola, mi nombre es Libni Marín, nací en Perú y tengo 24 años. Lo que más me gusta hacer es conocer nuevos amigos y presentarles a Jesús como el mejor amigo de todos. 

Durante casi un año fui misionera en Bolivia, como parte del programa OYIM (Un año en misión, por sus siglas en inglés) y era la primera vez que salía de casa. ¡Te imaginarás los nervios y las expectativas que tenía!

Aquí te dejo algunos tips para testificar:

  • Relaciónate con la gente: Busca un punto en común para conversar o habla sobre las diferencias culturales si estás en otro país. Enseñar y aprender algo nuevo fue gratificante tanto para ellos como para mí.
  • Muestra simpatía: Una vez que había logrado relacionarme y mezclarme con la gente, tenía que mostrar simpatía como Cristo lo hacía cuando conocía nuevas personas, mostrándoles siempre atención e interés genuino en sus asuntos personales.

  • Gánate la confianza: Este es un gran desafío. Cuando esto se logra, puedes compartir salidas y orar con ellos.

  • Satisface sus necesidades: Con mucha oración, el Espíritu Santo te capacita para que seas de gran ayuda para aquella persona que está atravesando una necesidad.

  • Preséntales a Jesús: En esta última etapa es cuando Jesús les decía a las personas “Sígueme”. Como embajadora de Cristo, para mí es la etapa más bonita porque se presenta el evangelio de una forma abierta.

Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del segundo trimestre de 2019. Escrito por Libni Marin.