La mejor aventura

Jun 28, 2019 | Nota de tapa | 0 Comentarios

Viajamos hasta Brasil para participar del V Camporí Sudamericano de Conquistadores. Fueron días de calor, alegría, emoción, servicio a la comunidad y de muchos, pero muchos amigos.

¿Te imaginas un viaje en colectivo de tres días? ¿Te imaginas ser parte de una ciudad de 50.000 personas y que la mayoría tenga entre diez y quince años? ¿Te imaginas que esas personas sean de más de 10 países diferentes y que hablen distintos idiomas? ¿Te imaginas cantar y alabar a Dios en portugués y en español en un estadio repleto de adolescentes? ¿Te imaginas hacer amigos nuevos de toda Sudamérica y jugar, reír e intercambiar pines, remeras y gorros con ellos?

Todo esto y mucho más se vivió en Parque do Peão, ubicado en la localidad de Barretos (Estado de San Pablo, Brasil) en las dos ediciones del V Camporí Sudamericano de Conquistadores: la edición Alfa fue del 8 al 13 de enero y la edición Omega fue del 15 al 20 de enero. El lema del camporí fue “La mejor aventura”.

La organización al extremo, el cuidado de cada detalle y la coordinación de cientos de actividades diversas (entre programación, investidura, recitales, seminarios, juegos, salidas, estands y demás) requirió una gran capacidad de planificación y de logística de un gran equipo de pastores, administradores, visitas mundiales (entre las que se destacaron la del Pr. Andrés Peralta –líder mundial de Conquistadores– y la del Pr. Gary Blanchard –líder mundial de Jóvenes Adventistas) y voluntarios liderados por el Pr. Udolcy Zukowski, director de Conquistadores de la División Sudamericana. Montar esta miniciudad llevó cuatro meses de trabajos previos.

Además de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Paraguay, Perú y Uruguay; también participaron conquistadores de México, Estados Unidos, Colombia, Canadá, Rumania y Corea del Sur, entre otros países. Así, este crisol de naciones disfrutó de los programas de culto de la mañana y de la noche, de los juegos, los momentos de confraternización, los seminarios y las tareas comunitarias. En total, se repartieron cerca de 100.000 libros misioneros Esperanza para la familia y se realizaron seis expoferias de salud en la región donde se atendieron a 1.500 personas.

Barretos, segunda temporada

Otra vez, como en 2014, me tocó disfrutar la experiencia de poder estar en el “Parque del peón” de Barretos, presenciar todos los programas y revivir el maravilloso espíritu de amistad que se siente en el aire del predio. Cinco años pasaron, pero hay cosas que nunca cambian: la alegría de los conquistadores (incesante y continua), los sonidos de las fanfarrias que resuenan en el aire (acompañados de marchas perfectamente coordinadas), las filas para ir al baño (que se transforman en notables centros de confraternización), el aprendizaje informal de palabras en otro idioma (aunque siempre, tanto los conquistadores de habla hispana como los de portuguesa le piden al interlocutor de turno que por favor hable más lento), el intercambio de elementos (como banderas, remeras, pines y recuerdos de otros camporís), los emotivos programas nocturnos (llenos de sorpresas, invitados especiales y fuegos artificiales), los juegos espectaculares (si fuiste, seguro te subiste a las ruedas gigantes hechas con troncos, unas construcciones geniales), las largas caminatas para realizar las actividades (es gracioso, pero siempre el lugar donde tienes que ir queda en el otro extremo de donde estás) y… ¡el calor! ¡Mucho calor! (Pero ¿qué inconveniente representa esto para un conquistador? Con buena hidratación y gorro… ¡Ninguno!)

“En Perú hace menos calor que aquí. ¡A las siete de la tarde todavía hay sol en Brasil!”, observa Jaqueline mientras gesticula con las manos. Sin embargo, ni la cuestión climática ni mucho menos la distancia que ha recorrido son factores que la desaniman, incluso luego de enfrentar una travesía de 28 horas. Dieciséis de esas horas fueron en un ómnibus desde Arequipa, ciudad en la que vive, hasta Lima, capital del país; luego, un vuelo de seis horas hasta San Pablo y otras seis horas en ómnibus hasta el Parque do Peão.

Participar por primera vez de un encuentro sudamericano de Conquistadores es, según ella, un estímulo para aprender portugués, a fin de comunicarse con otras personas con las cuales convivirá en los próximos días.

¡2.000 en bicicleta!

Seguramente, Wilmar Villana y el pastor Amando Pardo soportaron más calor. Este dúo recorrió 2.273 km en bicicleta en 16 días para llegar al V Camporí Sudamericano desde Cochabamba, Bolivia. Mientras las llantas giraban y giraban, y los pies no dejaban de pedalear; con cada metro, cada kilómetro y cada ciudad recorrida se acercaban más a la conquista de un sueño que nació hace cinco años.

Luego de nueve meses de planificación, buscaron aliados para empezar la travesía: un auto que los acompañara, dos conductores y 1.500 dólares cada uno para los gastos del viaje. Así, pedalearon con sol y con frío, en pistas de asfalto y de arena, al atardecer y al amanecer, durmiendo en hoteles o en iglesias. “El plan era pedalear 150 kilómetros cada día, descansar los sábados en la iglesia que nos tocara y separar un día después de los mil kilómetros para hacer un mantenimiento a las bicicletas”, afirman.

Lo particular de esta historia es que Wilmar y Amando se conocieron hace 35 años en el primer Camporí Sudamericano de Conquistadores, donde el evento solo albergaba 5.200 participantes. “En ese entonces yo vine con responsabilidades en el club, pero ahora vengo a disfrutarlas desde otra perspectiva”, sostiene el Pr. Pardo, quien es jubilado de la Iglesia Adventista.

El Camporí nos regala siempre estas historias apasionantes. Historias de vida, historias de superación, historias de fe. Historias como las de Dalma.

La mejor decisión

La noche de apertura fue mucho más que una simple inauguración. Se trató de una noche de decisiones para treinta conquistadores. Entre los jóvenes que eligieron entregar la vida públicamente a Jesús está Dalma, de trece años, quien viajó desde Uruguay. Además de hacer las clases regulares de Amigo y Compañero, ella hizo los estudios bíblicos en el Club; por eso, no pensó dos veces cuando tuvo la oportunidad de elegir bautizarse en el Camporí. “Es una emoción muy buena, porque voy a entregar mi vida a Dios. Todo lo que haga será para él”, contó minutos antes de su bautismo.

Ella vive en Montevideo, capital de Uruguay, y ni la distancia de la familia en un momento especial le impidió que tomara esta decisión. La madre y los hermanos de Dalma son adventistas, pero no vinieron al campamento. “El Camporí es un momento muy especial; ya es algo muy bueno entregarse a Dios, y qué decir de hacerlo en un Camporí”, explicó.

Fue lindo ver en cada programa de la noche cómo muchos conquistadores sellaron públicamente su pacto con Dios por medio del bautismo.

Abrazos interminables

La semana pasó muy rápido, entre risas, cantos, aprendizajes y juegos. Fue una semana inolvidable. Pero llegó el domingo, llegó el final. Agustín llora. Melisa se emociona. Matías sigue caminando, envuelto en la bandera de un país que no es el suyo. Priscila es de Brasil y tiene puesta una remera que no es la de su club. Se nota claramente porque todos sus compañeros tienen otra. La cambió ayer con una nueva amiga de Argentina. Todos se abrazan en grupo. El abrazo pareciera no terminar nunca. Esta escena, con otros actores, se replica por doquier.

En un Camporí Sudamericano no importan las divisiones políticas, ni los equipos de fútbol, ni el color de la piel, ni el idioma diferente… Todos somos uno. Todos estamos bajo el estandarte ensangrentado de la bandera de la cruz. Todos somos parte de un movimiento maravilloso que es el Club de Conquistadores. Como nunca, en el estadio se respira un clima de armonía y cordialidad. Siento que tengo 49.999 hermanos. Guardo en mi memoria este momento genial y, al recordarlo, sé que nunca estaré solo.

Este V Camporí fue una aventura de amistad, de compromiso, de solidaridad, de hermandad y de fe. Sin duda fue la mejor de todas las aventuras.

¡Tiene 150 especialidades!

Una de las principales actividades en el Club de Conquistadores es la realización de especialidades; es decir, series de estudios sobre áreas específicas de conocimiento. Después de cumplir todos los requisitos propuestos, el integrante recibe una insignia para colocar en la banda, que es parte del uniforme oficial.

Yasmin Silvestre, de la ciudad de Toledo, Paraná, Brasil fue presentada en el Camporí como la conquistadora que ha realizado el mayor número de ellas. Con 152 insignias y una banda que pesa casi medio kilo, los organizadores hasta entonces no conocían a alguien, ya sea en Brasil, Bolivia, Perú, Argentina, Paraguay, Chile o Uruguay, con una cantidad mayor. La madre de Yasmin, que es directora de club, tiene 117. En la familia, quien “tiene menos especialidades” es su hermano, con 111.

Una de cada tres especialidades de Yasmin está relacionada con las ciencias de la naturaleza. ¿Será una señal de que tiene afinidad con el tema? Sí, no se puede negar. El conocimiento de las especialidades incluso la ayudó en la escuela, en materias como Biología, por ejemplo. Sin embargo, las especialidades fueron importantes para comprobar su vocación. Para ella, la más difícil de realizar fue la de Historia Eclesiástica, referida a la historia de la Iglesia Adventista. Gracias a esta especialidad, Yasmin ya decidió qué estudiará en la universidad: Historia.

¡Números asombrosos!

Esto dejó el V Camporí Sudamericano:

  • 100.000 participantes, entre las dos ediciones.
  • 25.000 carpas.
  • 3.300 clubes.
  • 1.800 duchas.
  • 2.000 pastores.
  • 2.000 encargados de seguridad.
  • 1.800 voluntarios de apoyo.
  • 1.000 baños.
  • 120 profesionales de la salud.
  • 19 países representados.
  • 12 puestos médicos.
  • 10 generadores de energía.
  • 75 toneladas de alimento por día.
  • 20 toneladas de basura por día (que era reciclada por una empresa especializada).

Los cinco camporí en Sudamérica

1984

I Camporí Sudamericano

  • Foz de Iguaçu, Paraná, Brasil.
  • Lema: “De la naturaleza al Creador”.
  • Participantes: 5.200.

1994

II Camporí Sudamericano

  • Ponta Grossa, Paraná, Brasil.
  • Lema: “Camino de pioneros”.
  • Participantes: 10.000.
  • 2005

III Camporí Sudamericano

  • Santa Helena, Paraná, Brasil.
  • Lema: “Fuente de Esperanza”.
  • Participantes: 20.000.

2014

IV Camporí Sudamericano

  • Barretos, San Pablo, Brasil.
  • Lema: “Encuentro marcado en la eternidad”.
  • Participantes: 35.000.

2019

V Campori Sudamericano

  • Barretos, San Pablo, Brasil.
  • Lema: “La mejor aventura”.
  • Participantes: 100.000.

“Manténganse conectados a Dios y a la comunidad”

Entrevista al Pr. Andrés Peralta, líder mundial del Club de Conquistadores. Él nació en República Dominicana y es la primera vez que visita Sudamérica.

Por Rosmery Sánchez Calleja, enviada especial al Camporí desde Perú.

¿Cuál es la importancia del Club Conquistadores en los adolescentes?

Es muy importante. En el club, ellos aprenden a trabajar en equipo, a no ser solitarios sino solidarios; a despertar el hábito de la lectura, el respeto a sus padres y a sus autoridades; cómo cuidar la naturaleza y cómo funciona la astronomía, el arte de acampar y la supervivencia. Pero lo más importante es que ellos aprenden a desarrollar una comunión horizontal con su prójimo y vertical con Dios. Son enseñanzas para toda la vida.

¿Cuál es el panorama del Club de Conquistadores en el mundo?

Según las Naciones Unidas, en todo el mundo hay aproximadamente 1.800 millones de jóvenes entre 18 y 24 años, que constituyen casi la mayoría de la población. Por lo tanto, el mundo es joven y el Club de Conquistadores es un lugar donde se puede alcanzar a todo el mundo.

Estoy hace un año en el cargo de líder mundial y en cada lugar al que he ido he encontrado gente maravillosa. En todo el mundo, el club está creciendo. Tenemos alrededor de 50 mil clubes en más de 170 países. Es impresionante que aún en países musulmanes, países donde es muy difícil  entrar, hay algún Club de Conquistadores. Para que estos clubes hayan sido aceptados, hemos dado nuestras recomendaciones y nuestra filosofía de servicio a la comunidad, no en contra de ellos, sino como un ministerio de ayuda para ellos.

Pero en otros países hay dificultades. Más que nada en Rusia, Ucrania, Kazajistán, Kirguistán. Por ejemplo, en Ucrania, el Club de Conquistadores tiene solo veinte años, así que es algo totalmente nuevo. En Kirguistán hay muy pocos clubes. Para que noten la diferencia, aquí en el Camporí de Sudamérica reuniremos 100 mil conquistadores. En un camporí de toda esa región, la última vez que se reunieron eran solo 100.

En otros continentes, como África, el crecimiento es espectacular. ¡Hay 800 mil conquistadores! Aquí en Sudamérica hay 300 mil.

¿Cuál es su mensaje para los conquistadores sudamericanos?

Que se consagren a Dios, amen a su iglesia y amen a su comunidad; en esas tres dimensiones. Eso es lo que estamos forjando. Y queremos que ellos verdaderamente aprendan a ser excelentes ciudadanos, que la gente reconozca que el Club de Conquistadores les aporta principios correctos y que, a la vez, sean un ejemplo a la comunidad para que esta conozca más de Dios. Manténganse conectados con Dios, con la iglesia y la comunidad.

Ver videos del Camporí

Visita Feliz 7 Play para ver la cobertura en video de este evento inolvidable.

Este artículo fue publicada en la edición impresa de Conexión 2.0 del tercer trimestre de 2019. Escrito por Pablo Ale, Director de la Revista Conexión, Buenos Aires, Argentina.

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *