Mi viaje en mochila

Oct 23, 2018 | Artículo destacado, Semillas al viento | 1 Comentario

Kevan Chandler irradia felicidad. Lo estoy entrevistando por Internet, desde Londres. Pero hay algo acerca de este jovial pelirrojo que acorta las distancias y hace que me sienta como a su lado, en Indiana (EE. UU.). Kevan me cuenta chistes acerca de su silla de ruedas y de vivir con Atrofia Muscular Espinal (AME). Tiene una de esas risas contagiosas. Con oraciones largas, y sin apuro, me cuenta de su infancia en North Carolina, de sus leales amigos de la Universidad y de cómo terminó viajando por Europa dentro de una mochila de mochilero.

Cuando Connie, la hermana mayor de Kevan, fue diagnosticada con AME, los médicos les recomendaron a sus padres que no tuvieran más hijos. Pero, un año y medio después, nació Kevan, el menor de tres hermanos.

Creciendo, Kevan aprendió a usar la creatividad para solucionar los problemas cotidianos. Su hermano mayor, por ejemplo, cortaba caballos de cartón y los pegaba a su silla cuando querían jugar a los cowboys. Su papá, ingeniero aeronáutico, puso un armazón de metal a su silla de ruedas para que pudiera jugar al fútbol con sus compañeros del colegio. Su infancia le enseñó que hay más de una solución para cada problema, y le dio una insaciable sed de aventura.

Ya en la Universidad, Kevan y sus amigos decidieron explorar las cloacas de su vecindario. No entiendo por qué alguien querría andar por las tuberías de las cloacas, pero Kevan dice que se inspiraron en las Tortugas Ninjas. Como no podían llevar la silla de ruedas, sus amigos decidieron cargarlo en una mochila de las que usan los mochileros (Kevan pesa solo 32 kilos), para que él pudiera formar parte de la olorosa aventura. Y fue allí, en lo profundo de las cloacas, que a Kevan y sus amigos se les ocurrió una idea que podría transformar para siempre el concepto de accesibilidad para discapacitados: “¿A dónde vamos la próxima vez?”

Kevan siempre había soñado con conocer Europa. Pero, a los lugares que él quería visitar no se puede acceder en silla de ruedas. Por eso, después de diseñar una nueva mochila, en junio de 2016 partió con un grupo de amigos a pasar tres semanas recorriendo Francia, Inglaterra e Irlanda. Cuatro amigos lo cargaban, turnándose, mientras otros dos filmaban la experiencia.

Pregunté a Kevan qué sintió al dejar su silla de ruedas en el aeropuerto de Atlanta y depender completamente de sus amigos. Confesó: “Cuando uso mi silla de ruedas, estoy limitado en cuanto a los lugares a los que puedo ir, pero estoy al mando. En la mochila puedo ir a cualquier lado. No me tengo que preocupar por escaleras, o aun montañas, pero estoy a la merced de quienes me cargan. La experiencia me hizo comprender que cambié una libertad por otra. Y una no es mejor que la otra, solo son diferentes”.

El desafío trajo muchas bendiciones. Durante los últimos días de la aventura, conmovido por la experiencia, Kevan preguntó a Dios por qué sus amigos habían estado dispuestos a cargarlo a través de Europa. “Dios me dijo claramente: porque te aman, de la misma manera que yo te amo a ti”.

Cuando el video del viaje fue publicado en Facebook, personas de todas partes del mundo comenzaron a contactar a Kevan con respecto a la mochila para discapacitados y su aventura. El interés fue tal que Kevan creó una organización sin fines de lucro, llamada “We Carry Kevan”, para inspirar a las personas a considerar la accesibilidad desde un punto de vista comunitario. “¿Y si la accesibilidad se tratara menos de construir rampas y más acerca de personas dispuestas a ayudarse las unas a las otras?” Kevan me desafió a pensar.

Tal como los amigos que cargaron al hombre paralítico para que Jesús lo sanara (Luc. 5:18-35), Kevan y sus amigos comprendieron que somos interdependientes (Gál. 6:2, 3), y que es más lindo dar que recibir. Al concluir la entrevista, Kevan me dijo cuán sorprendido estaba de que sus amigos, que lo habían cargado por toda Europa, al terminar el viaje le agradecieran a él y le dijeran: “Gracias por traerme”; aunque fueron ellos quienes literalmente trajeron a Kevan. Y se sintieron tan bendecidos al dar que les resultó necesario agradecerle.

Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del primer trimestre de 2019. Escrito por Vanesa Pizzuto, licenciada en Comunicación Social. Escribe desde Londres.

1 Comentario

  1. Yesenia

    Una foto completa de la mochila por fi para mi hijita quisiera llevarla a cuzco como tus amigo te han llevado a ti ????❤????

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