“Uno para todos, todos para uno”
“Uno para todos, todos para uno”
Tres tips para disfrutar de las ventajas del trabajo en equipo y la vida en comunidad.
Seis personas quedaron atrapadas en un sótano oscuro e intensamente frío. Cada una de ellas tenía consigo un pedazo de madera, con la que podían hacer un fuego para, al menos, calentarse un poco.
“No pondré mi leño para que se salve ese hombre rico”, pensó un empleado al ver que quien estaba enfrente era un empresario conocido de la ciudad.
“No pondré mi madera para darle calor a esa mujer, que es de color”, razonó un joven prejuicioso, lleno de piercings y de tatuajes.
Al reconocer que uno de los hombres que estaba ahí era de otra religión que la suya, una mujer que era cristiana se aferró a su leño para no soltarlo nunca más. El rico tampoco quiso compartir lo suyo con los extraños compañeros que le habían tocado en suerte; menos aún cuando razonó que la juventud estaba perdida, al ver solo la apariencia de aquel joven. Al ver que nadie daba el primer paso, ni el hombre de otra religión ni la mujer de color, tampoco quisieron hacerlo. “¿Para qué? Si los demás no lo hacen, yo tampoco”, fue el mortal razonamiento que se instaló en la mente de ambos.
Dice el final de esta parábola que cuando los bomberos llegaron al lugar a rescatarlos, encontraron a seis personas muertas, cada una aferrada a su leño. No es que hubiesen muerto de frío; ya estaban muertos por dentro.
Fuimos creados para vivir en comunidad. No estás solo en tu barrio, en tu escuela, en tu iglesia, en tu familia… Fuimos creados para compartir, para establecer relaciones, para crear vínculos y relacionarnos unos con otros.
1-Vive en comunidad
No somos islas. Es decir, no estamos “aislados”. Lo que tú haces afecta a quienes te rodean. “El infierno son los otros”, expresó el célebre filósofo existencialista francés Jean-Paul Sartre. Alter, en latín significa “otro”. De allí vienen palabras como “alteración”, “alterar”. Sin duda, la presencia del “otro” siempre te “altera” (para bien o para mal).
Lejos de los postulados filosóficos, según la Biblia, la vida en comunidad es esencial para nuestra existencia y subsistencia. Nadie puede vivir en soledad. Nacemos en la vida de una comunidad familiar y desarrollamos nuestras potencialidades como seres humanos allí. Como seres sociales, tomamos conciencia del mundo de quienes nos rodean. Por eso, San Pablo usa la figura de un cuerpo con muchos miembros para referirse a la iglesia cristiana (1 Cor. 12). Estos miembros tienen diferentes funciones y características distintivas.
Los primeros cristianos entendieron que su nueva vida era ser llamados a vivir en comunidad a fin de transmitir el evangelio. En Hechos 2:43 al 47, se relata que comían juntos, confraternizaban, y tenían planes y proyectos en común. Vivían felices y alabando a Dios. Nosotros también podemos experimentar todo esto.
2-Trabaja en equipo
Alguien dijo cierta vez que el trabajo en equipo es fundamental porque siempre puedes encontrar a alguien para echarle la culpa cuando algo sale mal. Más allá de que este sutil pensamiento puede arrancarnos una sonrisa, la colaboración, el aporte, las ideas compartidas y la creatividad de un grupo no solo permiten desligarnos, tal vez, de alguna responsabilidad y descansar en que se trata de “un trabajo de todos”; también hacen que el resultado final sea mayor que si trabajas solo.
Además, trabajar en equipo es dejar de pensar en uno mismo y sus intereses propios, para comenzar a pensar en nosotros y en un interés común; es decir, en algo que nos une y que nos genera beneficios a todos. Así, cada miembro de ese equipo aporta desde sus habilidades, aptitudes y conocimiento para un bien común.
En comunidad, nos relacionamos unos con otros, alejando así el egoísmo, tan propio y característico del ser humano. Jesús fue claro en Juan 13:34 y 35 (DHH): “Les doy este mandamiento nuevo: Que se amen los unos a los otros. Así como yo los amo a ustedes, así deben amarse ustedes los unos a los otros. Si se aman los unos a los otros, todo el mundo se dará cuenta de que son discípulos míos”. Está claro, ¿verdad? El amor hacia los demás es un don divino. Podemos ser partícipes de él.
No trabajes presa de la soledad y la autosuficiencia. Recuerda que “muchos de nosotros somos más capaces que algunos de nosotros, pero ninguno de nosotros es tan capaz como todos nosotros juntos” (Tom Wilson).
3-Sé una influencia positiva
Tú sabes muy bien lo que el término influencer significa. Se trata, ni más ni menos, de una persona que cuenta con credibilidad sobre cierto tema, y su presencia en las redes sociales hace que se lo tome como un referente. Todos seguimos a algún influencer, escuchamos sus consejos y, tal vez, hasta soñamos con ser como él o ella.
No obstante, el hecho de influir sobre los demás de manera positiva es tan antiguo como la especie humana. Y quiero darte una noticia (¡no sé si será buena o mala!): tú eres un gran influencer. Sí, desde luego. Tal vez no cuentes con miles de seguidores en tus redes sociales, pero influyes (para bien o para mal) sobre todos aquellos que te rodean. Influyes con tus intereses, con tus gestos, con la música que escuchas… Influyes con lo que dices y con lo que no dices. Influyes con la manera en que te comprometes (o no) en algo, en que te posicionas ante una situación, desafío o problemática. Influyes con tu sonrisa y con tus lágrimas. Por lo tanto, la vida en comunidad te convierte en responsable, ya que tienes una gran influencia sobre los demás.
Desde luego, tú también eres influenciado y deberás tener el temple, el discernimiento y la sabiduría divina para saber elegir con quiénes relacionarte. Recuerda que ellos influirán sobre ti.
Vivir como un mosquetero
La famosa novela Los tres mosqueteros narra las aventuras del joven D’Artagnan, que viaja a París para convertirse en un mosquetero (un soldado de Infantería armado con mosquete). Allí se encuentra con Athos, Porthos y Aramis, mosqueteros y amigos inseparables que viven bajo el lema “Uno para todos y todos para uno”. D’Artagnan se une a ellos, y juntos sirven al rey Luis XIII y se enfrentan al malvado cardenal Richelieu.
¡Qué maravilloso lema para aplicar en nuestra comunidad! Trabajemos juntos y en equipo sirviendo a Dios, porque Satanás, nuestro enemigo, nos sigue tentando, buscando nuestra ruina.
Si piensas que hoy estás muerto por dentro, aplica en tu vida estos tres tips y vive desde hoy, con la ayuda de Dios, como un mosquetero: con lealtad, con sentido de pertenencia, con propósito, con amistad y con valor en la lucha contra el mal. Porque amar a Dios y a quienes te rodean es vivir bien.
¿Qué opinas de los siguientes textos?
Puedes relacionarlos con la historia de los leños que mencionamos al inicio. Conversa en tu clase o culto Joven sobre este tema.Todos los versículos pertenecen a la versión Dios Habla Hoy:
- “Busquemos la manera de ayudarnos unos a otros a tener más amor y a hacer el bien. No dejemos de asistir a nuestras reuniones, como hacen algunos, sino animémonos unos a otros; y tanto más cuanto que vemos que el día del Señor se acerca” (Heb. 10:24, 25).
- “Porque así como en un solo cuerpo tenemos muchos miembros, y no todos los miembros sirven para lo mismo, así también nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo y estamos unidos unos a otros como miembros de un mismo cuerpo” (Rom. 12:4, 5).
- “¡Vean qué bueno y agradable es que los hermanos vivan unidos!” (Sal. 133:1).
- “En fin, vivan todos ustedes en armonía, unidos en un mismo sentir y amándose como hermanos. Sean bondadosos y humildes” (1 Ped. 3:8).
Este artículo es una condensación de la versión impresa, publicada en la edición de Conexión 2.0 del tercer trimestre de 2021.